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TecNoX (Capítulo I)

Hacia las siete de la mañana el sol comenzaba a salir de entre los cerros, sin embargo, desde la ventana de Ferro solo se podía ver algo parecido a un círculo con bordes no definidos a causa de la nube de contaminación que merodeaba la ciudad. Ni siquiera los edificios cercanos, como la torre de Rectoría se podían ver con claridad. Quien se asomara por esa ventana no reconocería el lugar que se ve a través.

De manera casi automática Ferro, con los ojos aún semiabiertos encendió la pantalla de 32” que tiene en su habitación, aún sin ver absolutamente nada, él es capaz de encontrar el control y encenderla como lo hace todos los días sin falta desde hace dos meses. Desde octubre, eso del “apagón analógico” lo obligó a “invertir” en renovar su televisión, además en “el buen fin” encontró una promoción fantástica en la que por mil pesos más hasta se compró una “tablet”.

Ferro abrió la regadera.

Realmente Ferro nunca ponía atención a la televisión en la mañana, simplemente le gustaba escuchar las voces de los conductores de las noticias para no sentirse tan solo mientras se baña y desayuna, éste día no era la excepción. -Se suspenden las actividades en la pista de hielo en el Zócalo Capitalino a causa de la contaminación del aire... - Se escuchó en la pantalla y repentinamente Ferro hizo una mueca de desagrado y se acercó -¡qué mala suerte!, hoy por fin conocería el tan publicitado zócalo capitalino y su pista de hielo decembrina-. Desde que había llegado a la Ciudad de México a estudiar su posgrado, él no había tenido la oportunidad de visitar mucho más que el centro de Coyoacán.

Sin pista de hielo, Ferro ahora tenía el día libre, su último día en la Capital antes viajar de regreso a casa de sus padres, en Guanajuato. El noticiero matutino ya tenía su atención, - Cae nieve en el norte del país, se reportan las nevadas más intensas en los últimos 50 años- escuchaba esto mientras contemplaba los majestuosos paisajes mexicanos cubiertos de nieve, ¡parecía el Polo Norte!. - Al menos los norteños tendrán decoración navideña natural- decía esto mientras aparecieron en la pantalla en HD cuatro burros cubiertos totalmente de hielo en su pelaje, a punto de morir de hipotermia, era evidente que no estaban disfrutando las nevadas como los renos de Santa Claus. -¿Qué está pasando?- Exclamó para sí mismo- apenas ayer estaba viendo un programa del cambio climático en “31 minutos” que me parecía totalmente de ficción y hoy veo las mismas noticias en un noticiero de verdad, ¡que loco!. Al poco tiempo Ferro reconoció un ruido que lo tenía intranquilo -¡La regadera!- corrió hacia el baño y llegó justo a tiempo para ver como el agua que salía de la regadera era cada vez menos y antes de que pudiera cerrar la llave ya se había “ido” el agua. No hubo mas agua ese día.

-Esto no pasa en Guanajuato-.

Destinado a no salir de casa ese día, Ferro hizo lo que solía hacer en su tiempo libre. Como matemático disfrutaba de desarrollar algoritmos sencillos que inducen el conocimiento en las computadoras a partir de ejemplos, es decir, el aprendizaje de las computadoras, una rama de la inteligencia artificial. Ferro creía que ésta era un área prometedora en el futuro de las ciencias de la computación, aunque pensar en inteligencia artificial, a la mayoría de sus amigos y familiares les hacía pensar en la era del ultrón o en la rebelión de las maquinas. -La gente se preocupa más por sus consecuencias que por el mismo desarrollo tecnológico. Afortunadamente por el momento es fácil distinguir entre las computadoras y los humanos; las máquinas más inteligentes no son capaces de vencer a un niño de nueve años en Mario Kart-.

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